Una defensa de la psicología
No se si debido a la deformación profesional, al cotilleo bienintencionado o a la baja calidad de la última novela que había escogido, el otro día, mientras iba en metro hasta uno de los múltiples cursos de formación que había decidido coger para este año, escuche (para ser sinceros, yo y todo el vagón) como una chica bastante joven le contaba a su amiga, de forma bastante lacrimosa y, para aquellos interesados en el morbo, explícita (por favor, como recomendación personal diría que nunca dejen a nadie después de practicar el sexo), la conclusión de una historia de amor