La depresión materna siempre se ha considerado como un importante factor de riesgo para el desarrollo de trastornos en los hijos, especialmente los relacionados con la depresión y la ansiedad así como los problemas de tipo interpersonal.
Al contrario de lo que popularmente se cree, la depresión no consiste únicamente en la presencia de tristeza, melancolía y desesperanza ocasional. Al igual que en los adultos, estos sentimientos negativos son normales en los niños, especialmente durante la adolescencia y, por lo general, se suelen aliviar con el tiempo.
Los miedos en la infancia son comunes y esperables; Sin embargo, para algunos niños y adolescentes, sus miedos pueden llegar a ser muy severos y, con el tiempo, incluso convertirse en una fobia. Una fobia es un miedo intenso e irracional hacia un objeto o situación específica. Esto implica la aparición de una respuesta de ansiedad extrema hacia algo que no está causando peligro inmediato.
Hasta finales de los años 50, la idea de que los bebés desarrollan una relación de apego puramente instrumental con sus madres fue ampliamente difundida sobre todo desde la aparición de la teoría psicoanalítica de Freud que se convirtió rápidamente en la principal corriente psicológica en ese momento.
